giovedì 17 giugno 2010

Batuque

(...)
batuque
cuando el mundo quede desnudo y tostado
como la matriz calcinada por los grandes soles
del amor
batuque
cuando el mundo sea sin búsqueda
un corazón maravilloso en que se estampe el de-
corado
de las miradas hechas pedazos
por vez primera
cuando las querencias lleguen a atrapar a las estrellas
cuando el amor y la muerte sean
una misma serpiente coral enroscada a un brazo
sin ajorca
sin hollín
sin densa
batuque del río en crecida de lágrimas de cocodrilos
y látigos a la deriva
batuque del árbol de serpientes de los bailarines
de la pradera
rosas de Pensilvania miran a los ojos la nariz las
orejas
a las ventanas de la cabeza serrada
del ajusticiado
batuque de mujer de brazos de mar y cabellos
de manantial submarino
la rigidez cadavérica transforma los cuerpos
en lágrimas de acero
todos los fantasmas frondosos forman un mar de
yucas azules
y armadías
todos los fantasmas neuróticos se han
desbocado
batuque
cuando el mundo sea, de abstracción, seducida,
de brotes de sal gema
los jardines del mar
por primera y última vez
un mástil de carabela olvidada arda almendro del
naufragio
un cocotero un baobab una hoja de papel
un rechazo en casación
cuando el mundo sea una mina a cielo abierto
batuque
cuando el mundo sea una pasarela
mi deseo
tu deseo
conjugados en un salto en el vacío respirado
al alero de nuestros ojos afluyan
todo el polvo de los soles poblados de paracaídas
de incendios voluntarios de oriflamas de trigo rojo
batuque de los ojos podridos
batuque de los ojos de melaza
batuque del mar doliente abrumado de islas
el Congo en un salto de sol levante pendiente de
un hilo
pozal de ciudades sangrantes
manojo de toronjil en la noche violada
batuque
cuando el mundo sea una torre de silencio
en que seamos la presa y el buitre
todas las lluvias de loros
todas las dimisiones de chinchillas
batuque de trompas partidas de párpados de aceite
de chorlitos reales virulentos
batuque de lluvia que se extingue finamente hendida
de orejas enrojecidas
purulencia y vigilancia
Habiendo violado hasta la trasparencia el sexo
estrecho del crepúsculo
el gran negro de la mañana
hasta el fondo del mar de piedra reventada
atenta a los frutos del hambre de las ciudades
trabadas
batuque
¡Oh! Sobre el íntimo vacío
--chorreante chorreado—
hasta la rabia del lugar
¡las prescripciones de un sangre severa!


Aimé Cesaire

3 apreciaciones personales:

Juan Ramón Ortiz Galeano 1:53 AM  

Estoy al borde de sufrir un (dulce, sano y nutritivo) colapso nervioso.
Poema extraordinario.
Sabemos que Cesaire no puede escribir mejor que yo, pues de haber nacido en el siglo XIX hoy se hablaría de mi como de Kafka o de Poe, sobre todo por mi filoso discernimiento y patente humildad, pero el muchacho lo “hizolario” realmente muy bien aquí. Continuaría, gustoso, este comentario, efectivo y contundente como un Zippo Limited Edition, pero no sé si la palabra que contiene su intencionada y temida y/o temeraria continuación va con o sin H. Oh! genialidad...

JRO

C.E 10:47 PM  

Hola Juan, sí, es maravilloso y es tan sólo un fragmento. ¿Cómo va la vida en La Plata?

Juan Ramón Ortiz Galeano 2:21 AM  

Si no fuese una persona insufriblemente complicada, te respondería: "Bien".

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